sábado, 19 de julio de 2008

Sebi PS

No sos culpable ni de la mitad de las cosas que hiciste mal. Te arrepentís de mucho? Creo que uno siempre se arrepiente de algo... Te dolió mucho? Sabemos que te dolía, en 20 años ni la más jodida infección molar te había llevado al médico y esta vez fuiste 3 días seguidos... Donde sea que estés, se está mejor? Te salvaste, flaco!! Te salvaste porque hay un lugar realmente bueno? O con sólo zafar de ésta se puede considerar uno salvado?

Siempre que me detengo a observar, me cuelgo con los detalles más estúpidos, como la pequeña desviación en una línea o la casi coincidencia de una sombra. Esta noche me detuve en el voladito de cajón de Sebi: del lado que está la silla en donde la gente se sienta a llorar junto a su cabeza, la pollerita está como caída, corrida hacia afuera tirando del borde de los pies, que sobresale hacia adentro. Me encantaría corregirlo, un poco porque va a quedar más prolijo y más que nada porque me molesta, pero como soy bastante torpe mejor lo dejo así, no da para empeorar la noche haciendo papelones entre gente que no conozco. Además ya me estoy yendo, solo me falta despedirme, de mi hermana que se va a clavar acá toda la noche (para nada contra su voluntad) y sobre todos de Sebi, que, salvo que me haya olvidado de algo y corra por eso este mediodía al entierro, no lo veo más.

Esta es la primera vez que voy a un velorio. Creía que nunca iba a querer tocar un cuerpo pero hoy no pude evitarlo, necesitaba confirmar que estaba frío, frío como el peor día de invierno sin guantes, y que por mucho que sujetara su mano no emergía de debajo de su piel nada de calor.

Me pregunto si sabe la de gente que vino a despedirlo, si siente la tibieza de los besos y la humedad de las lágrimas, si sabe lo que pensamos (los que pensamos, porque acá hay gente que no vino más que a lamentarse de su mala fortuna sin sentirse ni un poquito responsable). O si es, como temo creer, que fuera de este cuerpo no hay nada, que él ya no ve, no oye, ya no percibe; esa noción, o más específicamente la total ausencia de ella, me espanta horriblemente.

Alguien le dejó un Jorgito de chocolate... Hay que traerle una CocaCola al negro! No vaya a ser que le falte su peor antojo en el camino, si es que se está yendo a alguna parte.

Sebi

Al igual que todos los bloggers (calculo) ando en la permanente búsqueda de cualquier alteración de la vida cotidiana para convertirla en post. Incluso, en épocas de escasez creativa, he llegado a publicar historias para nada extraordinarias (y para nada exitosas, por cierto).

Pero hoy el motivo de esta entrada no sólo me llegó estando mis sentidos completamente dispersos, sino que fue un golpe a la cabeza tal que hubiera desconcertado al más ávido cazador de noticias. O tal vez no, porque es una de esas muchísimas historias indignantes de las cuales pocas logran trascender el corto alcance del boca a boca (y de las cuales menos logran hacer justicia a viva voz).

Hoy un paro cardíaco mató a Sebastián, futbolista, menor de 21 años, después de 3 días consecutivos de ir al hospital con dolor en el pecho y hasta la vista nublada.

Antes de irme al velorio quise dejar constancia de que en el Hospital Santamarina de Monte Grande hay gente que no hace bien su trabajo.